“¿Cuáles son las probabilidades de que eso suceda?”
Esa es la pregunta que con mayor frecuencia realizan los manipuladores de alimentos que no comprenden el significado ni la trascendencia que tienen los errores ocasionales derivados del incumplimiento de las Buenas Prácticas Higiénicas (BPH).
En nuestra vida diaria, la probabilidad de uno en un millón se piensa tan remota que asumimos el riesgo; no obstante, debemos tener presente que en una planta procesadora de alimentos, un riesgo de uno en un millón se torna simplemente inaceptable.
Este mismo principio puede trasladarse a los servicios de alimentación, especialmente a los comedores institucionales, debido al volumen de comensales que allí se atienden y, por ende, al volumen de alimentos que se manipulan. Esto a razón de que en servicios u operaciones de esta naturaleza, un error o descuido por parte de las personas que allí trabajan, puede afectar a un número importante de comensales, dejando una huella -negativa- considerable en la comunidad o grupo al que brindan el servicio.
Por este motivo, los manipuladores de alimentos deben capacitarse, no sólo al comenzar a trabajar en este tipo de áreas, sino de manera continua; pues esto va a permitir que los mismos vayan transformándose en individuos más responsables y conscientes del riesgo potencial que existe cuando no se siguen las BPH, o las mismas se aplican de manera inadecuada.
En este punto no debemos olvidar que, según lo expuesto por la corporación sin fines de lucro AIB International:
¡Casi la MITAD de todas las Enfermedades Transmitidas por los Alimentos (ETA) son causadas por la falta de higiene!
Seamos ahora multiplicadores de esta información fomentando cada vez más la capacitación continua de los manipuladores de alimentos en las empresas, y preguntémonos...
¿Cuántas vidas tocaremos hoy?